La limitación de la Bondad.

Sé bueno con mami y tomate la sopa.

Las niñas buenas se quedan calladas.

Una esposa correcta es aquella que se ocupa de su hogar y su familia.

Un hombre digno es aquel que lleva suficiente pan a la mesa de sus hijos.

Un buen hijo se ocupa de sus padres, cuando éstos están mayores.

Un empleado confiable lo deja todo en su puesto de trabajo.

BLAH, BLAH, BLAH.

Estamos llenos, ¡hasta acá! de creencias acerca de lo que es la bondad. Definiciones simples, complejas, cotidianas y académicas sobre lo que es la acción correcta sobre nosotros mismos y sobre los demás (sobre todo con ellos). Ama a tu prójimo como a ti mismo. Si, por supuesto, es un consejo muy espiritual y lleno de buenas intenciones. Pero ¿Nos enseñaron a amarnos a nosotros mismos? ¿Qué es la bondad? ¿Con que disposición aceptamos la bondad para nosotros, sea propia o ajena? ¿Cuántas mentiras sostenemos para «ser» buenos? ¿Cuánto cuesta energéticamente la bondad en la sociedad de hoy?

La bondad está relacionada al bien, a lo que es  justo y honesto. Es según la Real Academia Española la «natural inclinación a hacer el bien». Evítenme la disquisición aquí sobre el término «natural» porque excede el propósito de este artículo, pero colocaré un asterisco mental para invitarlos a pensar. La filosofía tiene mucho para decir acerca de la bondad pero por gusto y brevedad haré un sesgo socrático.  Para Sócrates la bondad está íntimamente ligada a la sabiduría, pues es a través del cabal conocimiento que se llega a la bondad como una virtud y a la posibilidad de ejercerla. Así la bondad es producto de un ejercicio, de un camino, y no un punto de partida.

Inevitablemente pienso en el famoso aforismo «conócete a tí mismo» como universo afín a la bondad como virtud. ¿Entonces primero yo y después el mundo? Sí. La caridad empieza por casa. Y la bondad parece que también. Otro aforismo socrático «solo sé que no sé nada» nos dará cuenta de la gradualidad del proceso de autoconocimiento y el develamiento de la ignorancia acerca de quiénes somos verdaderamente. En mi opinión Sócrates nos habla de la sabiduría espiritual que se alcanza luego de atravesar la infinita noche de ignorancia por desconocer nuestra propia esencia. Ignorancia que prevalece porque creemos que sabemos, creemos que nos conocemos, creemos que somos seres acabados y definidos. Nos perdemos de momento que el trabajo aún está todo por hacerse.

La Bondad Socrática, a partir de aquí con mayúscula, se alcanza luego de alcanzar la Sabiduría, que según mi parecer es el despertar, la iluminación, la revelación del verdadero conocimiento sobre el ser.  ¿Entonces, qué será esto que llamamos bondad (de aquí en adelante con minúscula)? Esta bondad no es parte de una búsqueda interna sino de un sostenimiento de un consenso social en referencia a determinados valores mas o menos importantes para cada cultura. Una bondad moldeable, flexible, porosa al sistema de creencias, y estrictamente disciplinable, es decir gobernable. Permítanme la licencia de decir que la Bondad es a la ética lo que la bondad es a la moral. Solemos usar el término bondad en estos aspectos mas mundanos y mutables. Ser bueno, implica en esta sociedad adscribir a toda una serie de valores morales que nos definen como individuos, pero nada tienen que ver con el camino de autoconocimiento que hemos transitado, más bien todo lo contrario. Intentar ser bueno en términos culturales es limitarnos a ser lo que nuestros padres, maestros, parejas, hijos, amigos y jefes esperan que seamos y no lo que somos en esencia. Alinearnos a lo que no somos es suspender la integridad con nosotros mismos. Desconectarnos de aquello que es genuino en nosotros. Ser bueno en estos términos es al fin y al cabo empezar a ser malo con nosotros mismos, ya que estamos obturando el camino interno hacia nuestro Ser y por ende a la Bondad Suprema. A través de la moralidad siempre tendremos velada una parte del paisaje. Porque la moralidad reprime, hace invisible todo aquello que no considera bueno, deseable, correcto en nosotros y trata de estar siempre de acuerdo al ojo social del consenso.

Así se negará una buena parte del universo que somos. La moralidad nos impide ver todas las partes del todo, por lo tanto nos cercena el acceso a la unidad, es decir, a la integración de todos los aspectos que nos hacen seres únicos e iguales a la vez.

La moralidad es el verdadero límite de la Bondad.

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