HABLEMOS DE RELACIONES
¿Cómo iniciamos una relación amorosa?
¿Qué cuestiones tenemos en cuenta?
¿Con qué consciencia comenzamos una relación amorosa?
¿Nos acercamos a esa experiencia con una «curiosidad entusiasmada» por descubrir al otro?
¿O con una lista de expectativas y proyecciones que venimos familiarmente e individualmente arrastrando desde un pasado con fecha de vencimiento fraguada?
Hacer preguntas nos ayudará a percibir la energía con la que nos acercamos a esa experiencia humana tan maravillosa y que, a menudo, termina en platos rotos por la inconsciencia o anticonsciencia con la que comienza. El enamoramiento, esa marea hormonal de excitación y felicidad nos mantiene ciegos a todo aquello que podría ser la bomba que ponga fin al nido de pajaritos en el que estamos sumergidos. Fantasmas de los que hemos huido, cuestiones que, por lo general, estamos reactivos a analizar pues implica colocarse en lugares de dolor, incertidumbre o miedo. Nadie comienza una relación siendo consciente de que quizá todas las expectativas que se tienen acerca de la otra persona se convertirán en la basura que sacaremos cuando esa relación termina. Un semáforo con tres luces rojas.
Los motivos pueden emerger desde dos energías posibles: una que es creadora, generadora y expansiva, la que solemos llamar amor y otra que es parasitaria, constrictiva y que surge desde la necesidad, que solemos llamar miedo.
Cuando necesitamos al otro para «sobrevivir» en nuestras vidas, la necesidad generará demandas basadas en el del pedir o en el dar para tomar, en vez de basarse en el regalar y recibir desde el corazón y no desde la mente. Remontate a tu infancia, a esos momentos en que recibías la sorpresa de un regalo. ¿Cómo te sentías? ¿Cómo se sentía tu cuerpo? Ese es el maravilloso sentimiento de recibir.
#Las excusas
¿Cuál es tu principal motivación al comenzar una relación con alguien?
Los motivos pueden emerger desde dos energías posibles: una que es creadora, generadora y expansiva, que solemos llamar amor y otra que es parasitaria, constrictiva y surge desde la necesidad, que solemos llamar miedo.
Cuando necesitamos al otro para «sobrevivir» en nuestras vidas, la necesidad generará demandas basadas en el pedir o en el dar para tomar, en vez de basarse en el regalar y recibir desde el corazón.
Cuando nos relacionamos desde ese regalar y recibir, no tenemos ninguna condición pegada: no doy para que me des. Solamente nos disponemos a disfrutar de la energía de la felicidad y la alegría. Cuando la motivación tiene que ver con el tomar o pedir, la energía se vuelve densa. Sentís que debes remar contra corriente todo el resto de la travesía. No hay relación que soporte tantas horas de remo. No hay músculos de acero que se dispongan a hacerlo y alguno terminará culpando al otro de no poner la suficiente actitud.
Cuando nos relacionamos desde ese regalar y recibir, no tenemos ninguna condición pegada: no doy para que me des
Si reaccionás motivada/motivado desde la necesidad, el otro se convertirá en un enemigo que nunca da lo suficiente. No porque no dé. sino porque nuestra sensación de necesidad nunca se satisface. No somos rehenes del otro, somos rehenes de nuestra voracidad en la necesidad.
Si lo único que te mueve a encontrar pareja es evitar la soledad, estás encarnando la energía de la necesidad. Estar con alguien para dividir las cuentas también. (Porque allí no se comparten ni los gastos). Lo mismo, si buscás a alguien para tener hijos o para hacer lo que la mayoría supone que es lo normal para evitar el sentirte incorrecto/incorrecta. Otras veces estarás con alguien por el aburrimiento que te causa estar contigo mismo/misma o porque te conformaste con lo que surgió en tu vida por temor a que no existiera aquello que verdaderamente querías.
#Las mentiras
¿Qué mentiras nos estamos contando?
Voy a decirte algo que puede parecer demasiado exagerado. Todas las relaciones terminan por mentiras. No importa quién haya decidido el fin. No interesa el cómo, ni la novela detrás de cada historia de ruptura. Todas las parejas que se rompen tienen como común denominador que están sostenidas desde la mentira. Sí, como lo leíste, todas. No estoy hablando de infidelidades solamente, eso es sólo una consecuencia del engaño. Cuando fundamos nuestra relación de pareja desde una mentira, pronto será una bola de mentiras.
Todas las parejas que se rompen tienen como común denominador que están sostenidas desde la mentira
¿Cuántas veces mentís para evitarte un problema? ¿Cuántas veces decís Te amo mecánicamente, sin honrar verdaderamente tus palabras? Tendemos a cargar algunas palabras con un peso enorme, como hacemos por caso con la palabra problema. En cambio, a otras palabras las vaciamos de significado, repitiéndolas como loros, sin verdad y sin sentirlas. Te amo, gracias, perdón’, cuántas veces las dijiste sin honrar su verdadero significado.
¿Ves como se van acumulando las mentiras? Podés pensar que son pequeñas mentiras. Pueriles. Inocentes. Estúpidas. La bola que, como una avalancha, se llevará puesta también tu próxima relación tendrá un montón de estas mentiras.
¿Cuál es el riesgo de la mentira? Nuestra consciencia capta inmediatamente la vibración de la mentira. Aunque tu cerebro racional no sepa que es una mentira, tu cuerpo se sentirá incómodo, fastidioso, quizá hasta enojado. La consciencia está allí aunque no tengas aún la conexión con ella y con su verdad. La verdad de que allí hay una mentira.
La mentira es incoherencia. Vamos a definirla por su opuesto. Llamo coherencia al hecho de vivir conforme se siente, se piensa o se dice y se actúa. Eso es vivir en nuestra verdad. Ser íntegros con ella. No me refiero a ser íntegros con los demás (ese es otro camino) digo ser totalmente íntegros con nosotros mismos. La primera gran mentira nos la contamos a nosotros mismos.
Con las relaciones de pareja es igual. No comenzás mintiéndole al otro. Comenzás mintiéndote a vos. Esa es la mentira que originará la avalancha posterior a la que se sumarán energéticamente las mentiras del otro también.
#Las expectativas
¿Tenés muchas expectativas de lo que debe ser una relación perfecta?
Cuantas más expectativas tengas en lo que debe ser una relación perfecta más se alejará de ese standard tu pareja real.
Las proyecciones que la mente crea a través de las expectativas perjudican las relaciones ya que nos llevan a exigirle permanentemente al otro que se ajuste a lo que nuestro pensamiento ideó. Estamos pidiéndole a alguien que nos dé aquello que no tienen ni tendrán porque esas expectativas se originaron en otro lado. Cada exigencia al cambio es un crimen a la singularidad del otro, porque le estamos pidiendo que sea aquello que no es
Cuantas más expectativas tengas en lo que debe ser una relación perfecta más se alejará de ese standard tu pareja real.
¿No te parecería doloroso que alguien te pidiera ser aquello que nunca podrás ser? Invitemos a un pez a ser el mejor pez del mundo si es capaz de subirse a aquel árbol. Ahora ponete en las aletas de ese pez. ¿Frustante no?
Estamos todo el tiempo intentando cambiar lo imposible, decepcionándonos de que los cambios no suceden, ya que para que sucedan debemos pisotear el jardín de otro (irrespetando su derecho a ser). Exigiendo el cambio al mundo sin respetar la energía esencial de cada ser de este planeta. Si querés convencer a un triángulo que su vida sería mucho mejor siendo un cuadrado es porque desconocés las virtudes de la esencia de ese triángulo.
Cuando amas lo que es sin intentar cambiarlo, seas tú o cualquier otro ser, estás honrando la verdad, estás sintiendo la potencia de la diversidad y respetando su valor en el mundo.
¿Y acaso de eso no se trata el AMOR?